El rugby es uno en todas partes, pero existen diferencias bien marcadas entre
las potencias del Sur y las del Norte. Más dinámico aquí, más estructurado allá. Desde que ingresaron en el Rugby Championship en 2012, con más ahínco a partir de que asumió Daniel Hourcade hace tres años y aún con mayor profundidad desde el ingreso en el Super Rugby,
los Pumas aspiran a las dos cosas: convertirse en potencia y jugar como los seleccionados del Sur. En ese lapso se han conseguido notables progresos en el juego, pero como se advirtió ayer se trata de un proceso inacabado. En la derrota 24-20 ante Gales quedó en claro que a los Pumas les cuesta desarrollar su juego ante los equipos europeos, tal como había sucedido en los tres encuentros de la ventana de junio en casa, uno ante Italia y dos con Francia.
Con más derrotas que victorias y aun con varios aspectos por corregir, los Pumas pudieron plasmar esa evolución ante equipos que ensayan el mismo juego en el Rugby Championship. No ocurrió así ante los del Norte, que ponen más presión en la zona de contacto.