Internacional

Mafia China

El 8 de noviembre pasado cerca de las 4 de la mañana, un hombre de nacionalidad china intentó cruzar el puente de San Roque González
, el paso sobre el río Paraná que lleva desde la ciudad paraguaya de Encarnación hasta la ciudad de Posadas. El hombre, de 37 años, decía llamarse "Lin Dao Je". Presentó un DNI argentino: comenzaba con el número 95 millones, uno de los reservados a los extranjeros naturalizados en el país.
 
La oficial de Migraciones argentina que lo encontró en el puente dudó de inmediato al ver su DNI. Una falta de coincidencias entre su número, su foto y su huella dactilar en el documento se hizo evidente de cara a un chequeo en el sistema. La oficial comenzó a formularle preguntas de control. Las respuestas, en un español básico, fueron al menos flojas. El hombre no pudo recordar, por ejemplo, su fecha de radicación en el país.
 
Así, lo que debería haber sido un simple cruce de Paraguay a Argentina terminó con "Lin Dao Je" detenido por Gendarmería e imputado por el delito de uso indebido de documentación pública, para quedar a disposición de la doctora Verónica Skanata, jueza federal de Posadas. Determinar su identidad, mientras tanto, se volvía un problema.
 
Al final, resultó ser más que un simple migrante en tránsito con un documento trucho: el hombre preso en Posadas, según las autoridades chinas, no era otro que Lin Qian Li, un capo de cierta fama, el jefe de la tríada Xin, una de las jugadoras menores en el mapa de la mafia local, sospechada de operar en el país hace al menos ocho años con extorsiones a supermercadistas.
 
La confirmación que reveló su nombre real llegó a través de un memo de la Embajada de su país y sus agregados policiales. Se supo que Lin Qian Li había nacido el 4 de diciembre de 1978 en la provincia de Fujian, de donde proviene casi el 80% de la inmigración china en Argentina. El memo aseguraba que Qian Li ya había sido condenado por la Justicia de su país y que su pasaporte real estaba retenido, lo que volvía imposible que viaje legalmente por el mundo.
 
Así, la detención se volvió de máximo interés para los agregados policiales en la Embajada. No era para menos: dieron casi por casualidad con un personaje sumamente escurridizo. En China, Qian Li tenía un alias frecuente, "Xi Di". Que los capos chinos cambien sus nombres para despistar a la ley y a sus enemigos es algo común. Yong Ye, detenido este año por la Policía Federal, acusado de ser jefe de la mafia Pixiu, la más grande del país, tenía por los menos tres. Lin Qian le gana por amplio margen: las autoridades, además del remitido por la Embajada china, le encontraron otros cuatro nombres falsos en total.
 
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