Regional

Mafia China

El 26 de mayo último, X.Z -
su nombre real se preserva por motivos de seguridad- fue encontrada corriendo atontada y con miedo por un camino de tierra cercano a la Ruta Nacional N°9 en Campana. Huía de un accidente. X.Z viajaba a bordo de una Volkswagen Amarok blanca conducida por dos salteños, con Buenos Aires como destino final. Dos policías del Destacamento Vial en la jurisdicción consideraron sospechoso al vehículo al verlo en la ruta e intentaron que se detenga; la Amarok volcó al trabarse en una zanja tras una breve persecución campo adentro.
 
X.Z no estaba sola: otras siete compatriotas de diversas edades viajaban junto a ella, todas oriundas de Fujián. No había mucho lugar a dudas de cara al hallazgo para la Policía Bonaerense y para el Juzgado Federal de Campana a cargo del doctor Adrián González Charvay, encargado de investigar la aparición de X.Z y sus compañeras: era un evidente caso de trata de personas.
 

X.Z declaró como testigo en el Juzgado Federal de Campana poco después de ser encontrada, relató su periplo de cómo llegó a la Argentina desde el otro lado del mundo. Aseguró ante la Justicia que salió de China el 16 de mayo. Llegó a la Argentina desde Bolivia, a donde viajó "por motivos turísticos" según un documento judicial, que viajó al país vecino desde Fujián tras pelearse con su marido, a quien no le avisó que se iba de viaje. Dijo que le pagó a una agencia cerca de 900 dólares para que le armen un paquete de excursiones. El pasaje le costó 2700 dólares. En Bolivia, X.Z dijo que tuvo una entrevista en "una embajada" para "una visa" que ella misma costeó.

Ya en Bolivia, un hombre con quien se comunicaba por señas y pocas palabras de chino le ofreció viajar a la Argentina "como turista". A este hombre, X.Z no tuvo que pagarle nada ya que "todo estaba cubierto por la agencia". La mujer, para venir a la Argentina, primero subió un auto, luego a otro; nunca viajó por avión o micro. El vuelco de la Amarok marcó el fin del viaje. Pero su explicación de cómo llegó al país no fue satisfactoria; era, para empezar, poco creíble.
 
Para el juez González Charvay, X.Z no es una simple viajera, sino una víctima de contrabando. Hay fuertes evidencias que indican que detrás de su llegada con sus siete compañeras está la tríada Pixiu, la mafia china más poderosa y violenta del país.
 
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